Las cosas de la historia

Compramos para satisfacernos a nosotros y a los que nos rodean. Seguimos un sistema lineal que destruye el planeta y nos matamos los unos a los otros. Vivimos rodeados de venenos y sustancias artificiales perjudiciales que creamos nosotros. Comercializamos esos mismos venenos como esencias para la inmortalidad. Y además, continuamente nos «violan» la mente para aceptar el mundo como un gran cubo de basura de oro.

Eso, más o menos, es lo que nos dice el documental de La historia de las cosas y el documental que trataba sobre el consumismo y nuevas formas de meternos en ese mundillo.

El primer documental es una forma más o menos agradable de decirnos que el mundo se va a la mierda. Nos muestra los desperfectos de los grandes sistemas económicos que en su tiempo funcionaban perfectamente y ahora solo sirven para autodestruirnos.

Estamos estancados en una forma de vida de placer temporal donde solo nos importa abastecernos de pequeños objetos insulsos que cierren nuestros ojos ante la realidad. Todo este problema está tan ahogado en la gente que sería imposible intentar arreglarlo. Mucha gente habrá visto ese documental, habrá pensado que tiene razón, y minutos después se compraría un nuevo ipad porque el que tiene es rosa y ya no le gusta el rosa. Aceptamos que nos autodestruimos y que nos rigen leyes absurdas pero no queremos cambiar ni lo más mínimo lo que hacemos porque vivimos bien y es lo que importa. Lo que de verdad creo es que el individuo hace la diferencia. Es ciero que si uno es justo y veinte son injustos no habrá cambio. Pero si yo decido ser justa sin importarme los demás y mi vecino también… Y el primo de mi vecino decide también cambiar la corriente… Al final esa pequeña corriente se volverá una gran ola que quizá reforme a los injustos. Aunque es más fácil quedarse quieto mientras esperas tu muerte y dejar que tus nietos afroten esos problemas.

Simplemente hay que tener en cuenta que no es necesario un cambio absoluto y pasar del blanco al negro, si se empiezan por cosas pequeñas también se llegan a logros. Y lo mejor es que puedes hacer el bien sin necesidad de renunciar a tus facilidades. Solo no hay que pensar que no es absolutamente necesario ser un santo que vaya a otro continente a dar su vida por otros, incluso renunciar a comprarte dos kilos de ropa al mes es un avance.

El otro documental era mucho más grave. No solo nos llaman gilipollas a la cara si no que además les damos las gracias. Lo más gracioso es que incluso esa gente que viola nuestras mentes está siendo violada a su vez. Hay una fuerza comercial superior a los humanos, eso parece, pues gente manipula a otra gente sin pensar que la está manipulando. Ni siquiera las personas somos lo más alto de la escala del mundo, el dinero nos supera sin necesidad de tener consciencia. El dinero nos manipulade una forma muy sútil, no tiene ni que estar presente para que hagamos lo que haga falta por el. El dinero creó las leyes de nuestro mundo incluso antes de que existiera. El guía todo y nos parece lo más normal.

Es imposible crear una sociedad que no se rija por el dinero porque siempre existirá quien quiera superar a los demás y romperá el equilibrio. ¿Eso quiere decir que debemos aceptar el mundo como es y simplemente dejarnos llevar? Eso es lo más fácil, ¿No? Porque aunque no querramos aceptarlo, tampoco hay mejores formas de vivir lejos de la sociedad. Nuestra naturaleza nos empuja a ella y ella nos engulle. Todo lo bueno que creamos no compensa los errores del ser humano.

Es difícil crear una sociedad justa y funcional para los humanos, quizá solo estamos destinados a matarnos.

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